VESTIDOS

PARA LA

POLÍTICA

 

 

 

Para muchos frivolidad, para otros arte... para mi madre, tonterías. A pesar de la controversia,  el cuidado de la imagen es vital en nuestra sociedad. La imagen vende coches, vende estilo de vida, vende música o cine y, aunque incapaces de admitirlo, vende votos. 

 

Ya se nos había olvidado la chaqueta de pana con coderas de Felipe González y Alfonso Guerra o la chaqueta de cuero de Trinidad Givménez. Sin embargo, la actualidad política nos ha vuelto a recordar la importancia de la imagen para acercarse a los votantes.

 

La crisis económica está haciendo que el panorama político se esté renovando. Ahora  tenemos al apodado "El guapo".  Sin quitar meritos a su belleza, confieso que estimulante,  Pedro Sánchez está  ganando notoriedad mediática por su mandíbula cuadrada y porte de jugador de baloncesto.  En el otro lado de la balanza tenemos al apodado "El coletas" que con cuidada estética de clase media, acuñó (casi como propuesta electoral) lo de comprar la ropa en Alcampo, busca diferenciarse de  la "casta" vistiéndose "como la gente normal". Y finalmente tenemos al apodado "El pequeño Nicolás" que más allá de su megalómana historia,  su pelo  con raya a un lado, pantalones chinos y camisa con sweater, si es posible Lacoste o Ralph Lauren, hizo que se puediera camuflar  a la perfección entre las filas del PP como un dirigente más.

 

Mucho hemos evolucionado y mucho hemos conseguido y a pesar de ser un fiel defensor del cuidado  e importancia de la imagen, respecto a los políticos, creo que es mejor escuchar lo que dicen. Si no lo hacemos detenidamente, luego nos podemos llevar a engaño.