Repartiendo
Cafés.
La opinión dominical BdD.
Domingo 11 Ene
Num. 4
Y.G.P.

Libertad.
La verdad que han sido muchas las sensaciones y sentimientos que experimenté, tras vivir la notica y ver las dramáticas imágenes del atentado yihadista perpetrado en la revista Charlie Hebdo. Fueron muchas las reflexiones que me vinieron a la cabeza sobre las que pensar y razonar.
Haciendo un complicado ejercicio de comprensión, más en estos viscerales momentos, puedo vislumbrar el sentimiento de agravio que hacia Europa y Estados Unidos pueda haber en algunas sociedades. Hace poco que terminó el saqueo. Fueron muchos los británicos, franceses, alemanes o españoles los que nos encargarnos de explotar, con avaricia, lo mejor de tierras que no nos pertenecían. Y estadounidenses, que han entrado, y todavía entran y salen a su antojo, de Oriente Medio o Asia a razón del fósil negocio.
Continuando con este ejercicio de compresión y empatía, puedo llegar a entender también, el sentimiento de rencor ante el inducido, a sabiendas, sueño roto de conseguir ser uno más de una misma tierra, teniendo en cuenta que la apariencia o las costumbres imposibilitan, en muchas ocasiones, que las semillas que vienen de fuera enraícen
Actualmente Europa tiene un grave problema con la inmigración y, desgraciadamente, solo lo afronta usando la barrera del cansado mar Mediterráneo, construyendo metros y metros de insolidarios muros verticales o guetos en barrios o ciudades a las afueras de las grandes capitales. Europa, conjuntamente, debe actuar ya.
Dicho esto, vuelvo al inicio del artículo y sigo en la misma situación, son muchas las reflexiones que me vienen a la cabeza ante actos tan deleznables como este. Pero ahora, y siendo vehementemente sincero, confieso que fueron un par, las ideas que más ahondaron en mi cabeza.
Quizá muchos piensen que caigo en la evidencia, en la visceralidad, la simpleza o en el puro etnocentrismo. Quizá. Sin embargo, lo digo. Me siento orgulloso de formar parte de la cultura europea. Me siento orgulloso de vivir en una comunidad donde la gente pueda pensar, decir, luchar o reivindicar, pacificamente, aquello que considere oportuno. Me siento orgulloso de pertenecer a un continente donde mi esencia, únicamente, humana es el punto final y el de partida. Orgulloso de una cultura donde hemos sido los seres humanos , iguales ante nosotros mismos, quienes decidimos el marco de fraternal convivencia cívica en el que vivir libremente.
Mucho nos ha costado y muchos han sido los que, defendiéndola o atacándola, han muerto y otros, los que vieron en la obligada secularización la manera de evitar la muerte. Por este motivo, hoy, quiero solidarizarme con mis compañeros comunicadores de la revista Charlie Hebdo y tomar el testigo de mis antepasados para unirme a la lucha por las libertades. Lucha y defensa por la que lo caricaturistas de la revista perdieron su vida.
La Libertad es mi deidad, a la que no renuncio y sobre la que invito a leer, a estudiar y reflexionar para acercarse a ella. La libertad es el mejor dios que ha existido nunca.